EL SECRETO







La lluvia me acechaba con tal rapidez que tuve que acelerar el paso para cubrirme bajo techo. Atisbé a lo lejos lo que parecía un caserón abandonado y no dudé que aquél era el lugar idóneo. A escasos metros ya se podía percibir el hedor que reinaba en el ambiente. Antes de entrar, contemplé el monumento ante el que me encontraba. La vieja estructura de madera que formaba su esqueleto parecía poder ceder en cualquier momento. Entré con dificultad apartando tras de mí el cerco de maleza que rodeaba el caserío y, con sumo cuidado, tomé el picaporte entre mis manos que me parecía frío al tacto.

Un silencio fantasmal envolvía la estancia, sólo interrumpido por el crujir de mis pasos. Me acerqué con cautela a la ventana cubierta por telas de araña y oteé desde allí cómo los balancines se movían al son del viento. Me pareció distinguir una silueta bajo el cerezo. El pensar que no estaba sola en aquel macabro lugar aumentaba rápidamente mis pulsaciones, sintiendo en las sienes mis propios latidos. Mantuve la mirada fija durante unos segundos y enseguida sentí la existencia de algún ente curioso que vagaba por la zona. El espectro se asemejaba a una niña. Pude perfectamente distinguir desde la lejanía unos rasgos dulces, sin maldad. Poco a poco percibía la imagen más nítida, como si se fuera aproximando. En cuestión de unos minutos la puerta que tenía a mis espaldas cobró vida abriéndose de par en par con un chirrido característico. Y entonces, la vi entrar.


̶ No deberías estar aquí. Es mi casa y no recuerdo haberte dado permiso para entrar.
̶ Disculpa...yo...bueno ̶ estaba paralizada por el pánico.
̶  Tranquila, será nuestro secreto  ̶ anunció la pequeña ̶ . Guarda en tus ojos mi última mirada.


En ese instante, el espíritu de la niña se acercó quedándose a tan sólo unos pasos de mí. Masculló unas palabras en una lengua incomprensible y rozó suavemente mis ojos con sus fríos dedos. Cuando los volví a abrir todo se tornó oscuro.

Desde entonces, la ceguera se ha vuelto una parte de mí. Y aunque no pueda ver, jamás olvidaré las facciones del ser causante de mi desgracia.


                                                                                       MARTA MORALES

2 comentarios:

  1. Jejeje, genial Marta!! mejoras con cada relato que escribes. Pronto tendrás el listón muy alto. Esperamos primera novela...jejeje

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