El pecado


El viajero está echado, boca arriba, sobre una chaise-longue forrada de cretona. Acompañado únicamente de Leo, su fiel can, anhela tiempos pasados. Aquellos en los que no ambicionaba más que un sustento. Aquellos en los que su familia fundamentaba los pilares principales de su vida.

Sin embargo, ahora se veía solo, tendido en aquel motel de carretera y sin nadie que atendiera sus penas. Había pagado ya por sus errores, pero ¿es que no era suficiente? Merecía volver a sentirse querido. Su vida se había vuelto monótona desde hacía años, necesitaba alguien con el que compartir más que unas palabras. Nada de ello se mereció la madre de sus hijos, por supuesto que no. Daría lo que fuera por echar el tiempo atrás, por borrar esos momentos en los que aun sintiéndose culpable cometiendo el pecado, seguía adelante. Pero era tarde para rectificar. Había perdido todo cuanto estaba en sus manos.

Acaricia por última vez el lomo de Leo que, manteniendo su mirada hasta el final, parece comprender la situación. Toma entre sus manos temblorosas uno de los frascos de cristal y sin previa meditación va ingiriendo cada uno de los comprimidos que contiene.

Marta Morales

2 comentarios:

  1. Transmite sensaciones distintas dependiendo del momento en que lo leas. Muy bien jugado, me encanta.
    Me recuerda a cuando de pequeño comía chocolate a escondidas y, por miedo a que me pillaran con la prueba del delito, acababa con la tableta. Con el dolor de tripa de después es cuando venía el arrepentimiento jejeje
    ¡Muy bonita creación!

    ResponderEliminar
  2. Lo presenté a un concurso de mini-relatos, pero no hubo suerte. ¡¡¡Muchas gracias!!! Un saludo

    ResponderEliminar

Tu opinión es fundamental. ¡Gracias de nuevo! Te esperamos ;)

Cada palabra un sentimiento © 2010 | By Fancy Art and designs Con la tecnología de Blogger